Nada se atrevía a romper el silencio impuesto por la soledad cuidadosamente escogida por mi compadre. Una soledad ineludible, sin escapatoria. Solamente la linterna continuaba marcándole a la oscuridad redondos y movedizos lunares de desengaño.
—Es mi amada, pero no la amo —respondió.
Esa respuesta me tomó por sorpresa. ¿Cómo podía ser?
—Al inicio creí que lo hacía —agregó el hombre—, pero el tiempo me reveló mi error. Nunca la amé. Amo verdaderamente a otra. A...
Pasaban tantas cosas por mi mente: ¿y si el rehén hablaba del barbero que les pasa información y los acompañó con la bruja que bien conoce Torres? Tampoco sé si ella guarda el secreto de quienes van a cruzarse… Si seguía pensando iba a...
El que jugaba conmigo a las canicas en el patio, se fue al ver que a mi casa algo malo había llegado. A poco de entrar me quedé inerme, flotando en mi propio miedo, sosteniéndome solamente por el ruido de las patas de los caballos. Mi padre...
Lo sucedido aquel aciago Sábado de Gloria también marcó el principio del fin de la vida de Germán y Vicente, aquellos niños de la sandía, que sólo por querer saborearla se encontraron con la fatalidad que no pudo impedir la curandera con...
Melquiades hizo amistad con otro jovencito llamado Lucio Cabañas, que se quisieron como dos hermanitos, desde estudiantes hasta después como maestros. Eran tan unidos que el mismo maestro Lucio llegó a decir que los dos formaban un solo animal...
Acampar no parece mala idea. Crecí en un lugar con ambiente tropical, con un río de arena amarilla y un arroyo con piedras enormes, un Macondo, un pueblo con tres marcadas estaciones condicionadas por la presencia de fenómenos meteorológicos.
Enseguida pensé en Pola. Quizá a Pola le encantaría ver esta luna como rojiza, este paisaje de cerros con divisiones de cercas vivas, árboles de cocoite, mulato, bojón, frutales, todo verde. Quizá le habría gustado venir de copiloto...
Hace una semana murió mi padre. Y ahora, aquí, en la soledad de su cuarto, reviso sus cosas. Veo su cama tendida, sus zapatos gastados, el sombrero que usó por años; tristes objetos inanimados que despiertan recuerdos: mi padre bajo el...
El enviado de Roma ordenó que terminaran de desnudarla. La miró largamente, pidió más luz, con la manga del hábito limpió la base y con voz ronca, sin poder contener la emoción, dijo: ¡Hermanos, no puedo creerlo! Podría morir en paz,...