Voces que vuelven del polvo
Hay muertos que todavía nos aconsejan al doblar una esquina, que nos hacen reír con una frase vieja, o que se asoman cada vez que repetimos sus gestos.
Hay muertos que todavía nos aconsejan al doblar una esquina, que nos hacen reír con una frase vieja, o que se asoman cada vez que repetimos sus gestos.
El cambio climático ha dejado de ser una metáfora. En los últimos días, la lluvia —esa vieja compañera de poetas y campesinos— se ha vuelto protagonista de una tragedia.
Por fortuna olvidamos; el olvido habita por todas partes. La vida es donde habita el olvido, y a veces necesito que recuerden las cosas por mí. Uno de mis mayores temores es olvidar lugares y personas que he querido; aunque sé que, si los olvido, empezaría a perder el ser que soy. Sé, pues, que el destino de todo es el olvido. Por eso escribo, para no olvidar el ser que somos.
A las mujeres se nos pide que nos quedemos quietecitas, que no hagamos ruido, que cerremos las piernas cuando nos sentamos para que no se nos vean los calzones cuando somos niñas y que las cerremos para no embarazarnos cuando somos jóvenes. También se nos pide que no hablemos fuerte, ni mucho, ni muy rápido. Se nos pide que pensemos antes de hablar, que lo que hablemos sea hilado, que tenga sentido, coherencia, que sea lógico, sensato. Algunas se tragan el cuento completo, otras nos lo tragamos un poco y muy pocas no se lo tragan para nada.
Las madres nos cansamos y nos hartamos. Algunas tenemos el lujo o privilegio de descansar de vez en cuando, pero muchas otras no, y tienen que hacer de su vida cuadritos. Mientras un estadio más idóneo no ocurra, sería bueno al menos abrir las mentes y la escucha para permitir a las mujeres hablar de su ambivalencia o de su arrepentimiento sin culpa, sin hacernos sentir seres abominables y raros.
Aun cuando el panorama político es tan desolador, me da esperanza cuando volteo a ver los movimientos de jóvenes que reivindican tan abiertamente el cuerpo y el derecho a vivir desde su deseo. Me da esperanza cuando veo psicoterapeutas preocupadas y comprometidas activamente por la justicia social y la lucha contra las múltiples forma de opresión.
Mi agenda sigue marcada por la prevención y el tratamiento de la violencia contra las mujeres, buscando formas creativas de curarnos el cuerpo y el corazón.
Desde pequeña supe que me iría, pero no sabía bien a bien lo que eso significaba, mucho menos me podía imaginar hacia dónde, en qué condiciones, los costos de irse lejos. ¿Qué hace que migremos? ¿Valentía? ¿Urgencia? ¿Sueños? ¿Deseo? ¿Terror? ¿Esperanza? Esperanza.
El feminicidio de Nazaret Bautista Lara en la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) debe mover nuestras conciencias para dilucidar qué está
Hace más de 20 años que las circunstancias de mi vida me llevaron a poner mi atención y foco en