Sentado
en la esquina del espacio
que se sumerge en las entrañas
subterráneas
de aquel que engulle distancias
tiempo locura
sueños.
Omite
la felicidad
—en plena decadencia—
cuyo fin es el silencio.
Desde ahí,
palabras que cuentan
dan razón del momento.
Regreso
no con la voz del profeta
ni la del augurio didáctico:
estoy a punto del sueño.