“… es mucho más fácil hacer declaraciones belicosas con el propósito de movilizar pasiones colectivas que reflexionar, examinar, analizar aquello con que lidiamos en realidad…”
E. Said
“… contar con una ciudadanía activa resulta indispensable para evitar que la comunidad quede a merced de la ambición de algunos gobernantes o de la voracidad de ciertos grupos facciosos”.
Con sus análisis y conclusiones dos articulistas de La Jornada le hacen un flaco favor no a Amlo o su partido, sino a los millones de mexicanos que están apostando a su victoria en la elección presidencial de 2018. Para una adecuada comprensión de la trascendencia que esto tiene es ilustrativo el pertinente análisis concreto de la situación concreta que con toda oportunidad hace Javier Jiménez Espriú.
“Este movimiento, desde su inicio, tiene como líder indiscutible e indiscutido a López Obrador, quien sin tapujo alguno, sin evasivas, ni opacidades; sin hipocresías, ni tinieblas; abierta y claramente, invita a la ciudadanía [subráyese a la ciudadanía, no en exclusiva al obrero de fábrica o la clase campesina, india o no india] a acompañarlo en la carrera por la Presidencia de la República en 2018.
“Así, quienes se integran a Morena lo hacen con la entera convicción de acompañarlo a él, a López Obrador [figura que pertenece a ese prototipo de caudillos —guardando las distancias—, personalidades extraordinarias, de los siglos XX y XXI: Madero, Zapata, Villa, Obregón, Cárdenas, Henríquez, Nava, Cuauhtémoc, Maquio, Marcos], en la búsqueda de la primera magistratura de la nación, como única vía para el logro de un cambio real y verdadero frente a la grave y ominosa situación nacional, en la que crece el número de pobres, se incrementan las diferencias entre quienes todo lo tienen con exceso y quienes carecen de lo estricto y se resquebraja el tejido social por una corrupción galopante, una criminalidad incontenida, una violencia dantesca y una inseguridad creciente provocada por lo anteriormente señalado. A esta decisión en Morena, se adhirieron el PT y recientemente el PES”.1
Pese a su evidencia, comparando esta visión de Jiménez Espriú con la perspectiva adoptada por los dos colaboradores de La Jornada aludidos, parecería idílica.
Pues bien, el episodio de la trama nacional que da inicio a la presente controversia se inicia el 14/12/17 con la presentación de los integrantes del gabinete propuesto por Amlo. Naturalmente era de esperarse que los agroecólogos, ecólogos humanos y ambientalistas pusieran el grito en el cielo apenas se enteraron que había sido nombrado para titular de la Sagarpa Víctor Villalobos, un exburócrata de altos vuelos que navega con credenciales de agrónomo, enemigo número uno del movimiento anti-transgénicos. Otros dos “pájaros de cuenta” nominados también para integrar el gabinete de Amlo, –vetados por Hernández Navarro– son: Esteban Moctezuma, exSecretario de gobernación durante la presidencia de Ernesto Zedillo, artífice de la traición contra el zapatismo en 1995; y Olga Sánchez Cordero, ministra durante 20 años de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
AMLO y Victor Villalobos. Imagen usada sin fines de lucro.1 La Jornada, 19 diciembre de 2017.
Tanto Victor manuel Toledo como Hernández Navarro1 son pródigos con el lector proporcionándole todos los datos del pedigrí de estos tres ejemplares a los que se suma Alfonso Romo. Ni siquiera Meade que opera con escoria se atrevería a incluir en su equipo de gobierno “joyas” tan impresentables como éstas.
Desde luego que las denuncias son legítimas. Lo que sorprende es el analfabetismo político que estos dos analistas revelan en sus consideraciones. A estas alturas del partido querer condicionar, como lo hace Toledo, la adherencia a Morena y el “voto verde” a la supresión de esos nombramientos –dicho en lenguaje técnico político– es una verdadera estupidez [“la “furia burguesa unida a la estupidez revisionista”]; equivale a fomentar la defección.

Olga Sánchez. Imagen usada sin fines de lucro
Hernández, por ejemplo, quien da la impresión de no discernir el doble juego [véase más adelante] termina su escrito diciendo que “por supuesto, para ganar las elecciones de 2018, Morena tiene todo el derecho de moverse tan a la derecha como considere necesario. Muy su asunto. [El asunto según él no es algo que concierne a millones de mexicanos sino sólo a Morena]. Pero lo menos que debería hacer es reconocerlo”. Es decir, Morena debe dejar de engañar a sus seguidores, es necesario que se quite el disfraz.
Toledo es aún más intrépido en sus cuestionamientos. Para él, el “caballo de Troya” en Morena es Alfonso Romo. […] “Ello Convierte a Morena en un partido que posee una piel de oveja con un cerebro de lobo [los cochinitos seguramente se dedican a chuparse el dedo] en el que las decisiones centrales son dictadas por un connotado miembro de la “mafia en el poder” que como es lógico posee una visión neoliberal [¿de qué universidad gringa proviene?], tecnocrática y clasista de la realidad del país”.
Esteban Moctezuma. Imagen usada sin fines de lucro
A continuación Toledo hace una predicción y formula una sentencia. “A pocas horas del inexplicable nombramiento de Víctor Villalobos se multiplica la indignación y el desaliento entre amplios sectores de militantes y simpatizantes de Morena [que por supuesto Amlo ni siquiera sospecha, esto es sólo privilegio de los iluminados], desde organizaciones campesinas, cooperativas indígenas, y estudiosos del campo mexicano hasta movimientos de resistencia y defensa del territorio y organizaciones ambientalistas y de la sociedad civil. En los próximos días veremos [¡!] textos manifiestos y demandas públicas para que Morena rectifique esta decisión descabellada, a riesgo de perder [o rectificas o te “tuercen”] el llamado “voto verde” [Labastida dixit] (campesino, indígena y ambiental)”1.
¿Es válido hablar de analfabetismo político?
Dedicarse a la academia (homo academicus), la ciencia o las letras no convierte ipso facto a tal o cual mortal en enviado del Señor para que revele a los hombres su divina palabra. En la esfera pública política (el uso público de la razón) lo que cuenta es el peso del argumento (mismo que sopesan terceras personas), pasando a un segundo término quién lo sustente. Veamos. En el escenario mexicano se presenta un doble juego [cuestión que se le escapa a Luis Hernández Navarro]. En uno participa Morena y en el otro Marichuy. En el primero las reglas están dadas: las aceptas o las rechazas. Optar por esto último es quedar eliminado. Los jugadores son partidos políticos, o al menos aparecen registrados como tales. Por lo tanto son partidos irremediablemente pluriclasistas y cáchalo todo. En las democracias actuales los partidos de clase son partidos extintos o en extinción. No se le puede reprochar a Morena que se le unan el PT y el PES [¿organizaciones de membrete?], las alianzas también son parte del juego. Más allá de que las alianzas son tales, no fusiones. Si se ponen filtros eso sería utilizado por el Prian tanto para jalar votos como para golpear a Morena.
Habiéndose iniciado las campañas, adviértase, promover defecciones como lo pretenden Toledo y Hernández con sus afilados análisis es suicida. Obviamente, cada error que cometa la oposición morena, lo va a capitalizar el adversario. Cierto, es grave que se tengan esos adefesios [Víctor, Esteban y Olga] formando parte del gabinete futuro. Pero el remedio se puede postergar. Estas cabezas rodarían sin más miramientos después de la elección, ya que el Sr López haya tomado posesión del cargo. Lázaro Cárdenas no tuvo ningún empacho en enviar a la degollina el gabinete completo luego de asumir la Presidencia. [Según el Artículo 89 de la Constitución: “Las Facultades y obligaciones del Presidente son las siguientes: Fracción II: Nombrar y remover libremente a los Secretarios del Despacho…”]. Andrés Manuel solo —sobra decirlo—, no va a cambiar nada. Si se quiere terminar con “la grave y ominosa situación nacional” descrita por Jiménez Espriú, se requiere que sean los ciento veinte millones de mexicanos que habitan este país los que se pongan en movimiento. Con “periodicazos” no vamos a echar a las corporaciones- buitre de nuestro territorio libre y soberano.
Es un hecho que la votación presidencial del 2018 se va a polarizar, será una elección plebiscitaria, (“elegir con una gran mayoría”). Todo el mundo debe ir a las urnas y votar por Morena. El Prian va a jugar el uno-dos. En poco tiempo se sabrá quién crece más: Anaya o Meade. El que crezca menos lo van a “desinflar” como hicieron con Josefina en el 2012. El Código Electoral vigente le da ventaja a Morena porque no establece una segunda ronda1.
Por lo demás, de no “levantar” el Prian con campañas mediáticas millonarias, o de imponerse pese a todo Amlo, abrumadoramente, se aplicaría el plan de última instancia, el fraude electrónico- algorítmico (Jalife). Por último, si realmente la mayoría de los electores acude a las urnas, el fraude se podrá poner al descubierto y las protestas callejeras multitudinarias en todo el país contarán con la fuerza suficiente para echarlo abajo, con estado de excepción o sin él. Si los ciudadanos quieren una democracia auténtica tendrán que hacer valer sus derechos. La democracia no les va a caer del cielo, tienen que conquistarla.
1 Los independientes, excepto Marichuy, no son más que parte de la realidad virtual que se pretende proyectar mediáticamente simulando una supuesta gran dispersión del voto.