¡No quiero dejar de soñar!
Traicionaría el espacio,
la geografía,
toda materia que me rodea,
que me forma,
la que me hace Ser.
El tiempo se escaparía de mis manos,
al instante moriría.
Soñarte rasga el cielo.
El remolino de mandatos
dicta el camino,
sin embargo,
mío no es no más.
Mis sueños más valen de la mano
de mi nueva realidad.
Realidad y sueños
mi nombre los signan.
Clavados en él
el misterio que dibuja tu sonrisa,
la luz iluminada en tu voz,
aventura dibujada en tus pupilas.