Instante de vida, padecer eterno
Ese día, muy temprano, parecía muy tranquila, entonces su mamá le dijo que se iba a bañar y en un rato volvía: “vete má, estoy bien”, le dijo. Se quedó una tía con ella. En sus últimos momentos Andrea se arrepintió: “si Dios me da otra oportunidad, voy a cambiar, seré diferente”. A las ocho de la noche del día anterior se había puesto grave, cambió de color. La pastilla la fue matando lentamente, le dio un paro cardíaco; entró en coma y regresó después de unas tres horas.
