Una ola de nuevas sensaciones
invaden el cosmos.
Palabras, sonrisas, miradas,
sueños y mediocridades
se vuelcan como un remolino.
Las noches de insomnio
en espera de una llamada.
Los días famélicos,
se han transformado
en realidades al alcance del corazón.
Realidades que a tu lado
se convierten en rocas ardientes caídas del cielo.
Se mezclan con la sangre que me llena de vida.
La felicidad no se queda en un cuento
ni en la poesía.
Ahora es palpable,
única, incontenible, ilimitada.
Es terrenal, alcanzada, desmenuzada
y servida en un vaso transparente igual a tu alma.