ya no escribo en papel
ni en el cuerpo de mis amantes
que son imaginarias
ya no toco el oboe
sus notas me son ajenas
como el canto de las ballenas
en guerrero negro
crecí con la esperanza
narcótico de los ingenuos
todo parecía mejor
el dolor quedaba en el pasado
qué estúpidos éramos
lo peor viene después
cuando sabes del error
no hay destino manifiesto
sólo fracaso
deja que los muertos entierren a sus muertos
y no entendemos
es que tengo a mi madre a mis hermanas
a mi hija
ahora lo sé no fui feliz
ni con el canto del cenzontle
ni con la rama herida
ni con el sueño que soñamos
y no era nuestro
nada vale la pena
ni el amor
ni el dolor
ni el sufrimiento
nos han engañado
y caímos en la trampa
un trago de alcohol es el bálsamo
un mezcal tobasiche
el tobalá que nos deja pasar el día
sin jalar el gatillo de esa pistola que tenemos en la sien
tuvimos una casa y no fuimos felices
ahora tenemos el polvo y el rencor
que sí es eterno
no fui feliz
y no lo lamento
no lamento el fracaso
ni el descanso que merezco desde la infancia
no lamento el dolor
que me diste a primera hora
ni la casa que se ha desmoronado con el temblor
ya no digamos el cariño que no se merece
ni el respeto que no tendremos nunca
no lamento el deseo perdido
ni las ganas de ser alguien
ahora muertas
ni el amor que no tuvimos
ni tus deseos de que yo fuera más bien otra cosa
no lamento mis mañanas
con la inconsciencia del recuerdo perdido
con la ausencia de tu voz
con el castigo de tu silencio
no era yo, después de todo
la voz que debía darte consuelo
por eso, no lo lamento
aunque me hayas dejado en el dolor de tu ausencia
mi sax ha quedado en silencio
eso sí lo lamento
lamento no gritar
ni dar el primer golpe
lamento ser paciente
hasta la saciedad, hasta el hartazgo
hasta hacerme daño
lamento no tener más amor
por la única persona que en verdad me ha amado
lamento no volver en el tiempo
en mis horas aciagas de dolor infinito
lamento no poder decirme a mí mismo
esto también pasará
lamento no ser feliz
pero no por esa felicidad falsa del mundo burgués
sino por la felicidad de comernos los colores
de hablar de los sueños infames de ser perverso
no somos un nombre
acaso las palabras
no somos una imagen
no somos un deseo
no somos lo que queremos ser
seremos un día si es posible
una pintura que nadie ha pintado
un poema que nadie ha escrito
un deseo que nadie ha tenido
sólo nosotros
lamento esta cobardía que me lleva al trabajo
cada día de la semana
que no me deja abandonar
el suspiro que nadie tiene
lamento no haber dejado esta vida antes
la vida que nadie quiere vivir
lamento no jalar del gatillo al compás de otro nocturno
lamento no ser la disolvencia de la última acuarela
que no hemos visto
sólo lamento que ya es tarde y no podeos despertar