Otra vez, no preguntes.
Sí, nuevamente tus manos
sujetan fuerte este deseo.
Otra vez, explora sin piedad
ni consuelo.
Sí, cadencia profunda
riega este desierto.
¡Al fin! olor a tierra mojada,
abierta y sembrada.
Otra vez, no preguntes…
De aquí yo no me muevo.