Mes: noviembre 2021

Al forjador de ilusiones

Todas estas vivencias sumaron siete años de magia, de ilusión, de transformación. Siete años en los que descubrí que la vida no es cuadrada ni redonda; que hoy puedes ser esto y mañana aquello y, claro, sin dejar de ser tú. Aprendí que la vida puede vivirse con innumerables matices y, gracias al maestro, me permití vivir casi todos: reí, lloré, amé, grité, canté, disfruté, brinqué, enloquecí y, en cada papel, descubrí un poco más de mí. Y me asumí, me acepté, aprendí a vivir conmigo, lo que a veces no resulta del todo tarea fácil.

«Bixhia», la huella de lo cotidiano

«Crecí rodeada de textiles, mi madre fue costurera del barrio de Vixhana, donde se elaboran los tanguyús, estas muñecas de barro decoradas de colores vivos. En mi familia se dedicaron a varios oficios: carpinteros, campesinos, cocineros. Entonces, esto es como trabajar el telar, la cerámica, recordar los peces…»

Te daré un corazón

—Es mi amada, pero no la amo —respondió.

Esa respuesta me tomó por sorpresa. ¿Cómo podía ser?

—Al inicio creí que lo hacía —agregó el hombre—, pero el tiempo me reveló mi error. Nunca la amé. Amo verdaderamente a otra. A ella le reservo mi corazón.

—¿Y por qué si no la ama le debe dar un corazón? — las palabras me salieron quebradas, incrédulo totalmente.

Plenilunio

Pasaban tantas cosas por mi mente: ¿y si el rehén hablaba del barbero que les pasa información y los acompañó con la bruja que bien conoce Torres? Tampoco sé si ella guarda el secreto de quienes van a cruzarse… Si seguía pensando iba a enloquecer antes de que apareciera el capitán y me llenara de plomo. Lo mejor que me quedaba por hacer era tener mis navajas listas por si tuviera que utilizarlas para defenderme, las saqué y acomodé en el mostrador.

El espanto

El que jugaba conmigo a las canicas en el patio, se fue al ver que a mi casa algo malo había llegado. A poco de entrar me quedé inerme, flotando en mi propio miedo, sosteniéndome solamente por el ruido de las patas de los caballos. Mi padre inició un ardoroso cuchicheo, tal vez para regresar la realidad que se nos había escapado.