Revolución 1910
Dicen que la encontraron sufriendo de disentería,
esquelética, con los senos a la barriga.
Varias veces trató de escapar de las manos de los oficiales.
Después estalló en llanto. Pensaba que la violarían.
Ignoraba el fin de la guerra, que las cosas arriba
habían cambiado.
Oculta en la barranca durante sabrá Dios cuántos años
vio morir a su madre, primero, y luego a sus hermanos.
Se escondían de los del Gobierno y también de los revolucionarios.
Al tiempo, ya sola,
siguió escondiéndose sin saber a ciencia cierta por qué
lo hacía… lo recordó cuando la hallaron.
Fotos que traía consigo en carpetas revelaron su linaje:
familia de clase media, quizá con sangre vasca,
muchacha otrora impresionantemente guapa.
Le calculaban a la sazón cincuenta y tantos, ya algo anciana,
mas la pobre dijo tener veintisiete y llamarse Ana… Ana, Ana.
