El verano, ese monstruo hambriento
Ahí descubrí con terror que el verano era ese monstruo hambriento que insistentemente, desde mayo hasta septiembre, buscaba devorarnos. Lo sé, viví su furia desesperada y percibí su estómago hambriento, sus gritos aterrorizantes y también sentí en el suelo el golpe amenazante de su furia.
