Sobre las calles la he visto
descalza como buscando
sobre las plazas cantando
canciones que no existían
su pelo de nubes blanco
su alma más bien de niña
con llagas en sus mejillas
y su corazón de un santo
cuando los niños la avistan
la vocean todos soñando
que son sus hijos e hijas
y que su madre llegando
sus penas se vuelven risas
echan juguetes a un lado
y aquel que tenía harta prisa
por llorar ya no ha llorado
los perros como granizo
torbellinos consagrados
le quieren lamer el alma
cuando le lamen las manos
mas la loca que se hizo
loca por dios o algún diablo
ignora sobre su piso
lo que causa si ha llegado
ella se posa en los pastos
que se volvieron sagrados
desde que ahí ella ha ido
tan solo para pisarlos
y canta canciones tristes
que el mismo tiempo ha parado
para llorar y escucharla
junto a los niños del prado
los hombres para saberse
hombres de nuevo han llorado
cuando la loca les canta
con flechas de amor matado
las sombras que traspasaron
la vida se han detenido
también para reencontrarse
con muchos recién nacidos
y los más viejos de todos
que alguna vez fueron niños
renacen en la garganta
de la loca que ha venido
para cantarles canciones
de sueños que no han vivido
bailando la loca canta
soñando a uno que ha querido
y que muerto allá en la barca
no regresó nunca al nido
las madres penan por ella
pero hallan en sus quejidos
aquel recuerdo de amantes
que tampoco han existido
y la tristeza se siembra
bruñida de amor en vilo
sobre la loca que canta
es su canto un colectivo
de sueños y de amarguras
y de nostalgias y olvidos
y los penares del polvo
son los mismos del olivo
y el penar de los duraznos
son los penares del higo
y aquel que no pena ha muerto
porque la pena es un filo
que ella loca con su boca
nos tiene a todos heridos.